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Martes, 03 nov 2015

Hay que saber consumir carnes rojas para evitar su efecto cancerígeno


arte para carnes procesadas pagina web-01

Desde la perspectiva de la Misión Alimentación, el cuidado de la alimentación y la nutrición forman parte de un compendio de conceptos socialistas dirigidos a toda la familia venezolana. Por esto, se vienen impulsando sin tregua nuevas políticas públicas como la nueva Cultura Alimentaria, que instan a toda la población a alcanzar su verdadera libertad individual y colectiva, partiendo de su bienestar integral.

En este sentido, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) aprovecha estas líneas para orientar acerca del consumo de las carnes rojas. De manera reciente, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha evaluado la carcinogenicidad del consumo de carne roja y procesada.

Después de una revisión exhaustiva de la literatura científica acumulada, un grupo de trabajo con expertos de diferentes países, clasificó el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para los humanos (Grupo 2A), basado en evidencia limitada de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos y fuerte evidencia mecanicista apoyando tal efecto.

Esta asociación se observó principalmente con el cáncer colorrectal, pero también se han visto asociaciones con el cáncer de páncreas y el cáncer de próstata.

Ahora bien, un aspecto que no se puede dejar de mencionar es que muchos estudios hablan indistintamente de carnes rojas y procesadas como salchichas, jamón u otros embutidos. Sin embargo, no es lo mismo carnes procesadas que tienen una alta concentración de sodio y aditivos, que carnes rojas frescas.

Las carnes rojas se refieren a todos los tipos de carne muscular de mamíferos, tales como la carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra, mientras que las carnes procesadas hacen alusión a la que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o conservación.

Las carnes procesadas han sido asociadas a otras patologías y son más riesgosas para la salud que las carnes rojas frescas, a causa de su mayor concentración de sodio y elevado aporte de grasas principalmente saturadas.

Otros ingredientes

No es sólo el alto contenido en sal que poseen las carnes procesadas, sino de otros ingredientes como los nitritos, los nitratos y las partes de los animales utilizadas.

En los productos de carne procesada, el nitrito (que forma parte de muchas formulaciones para salar este tipo de alimentos) se usa en forma de nitrito de sodio como conservador y es el responsable de dar a estos productos el tradicional color rosado de un producto curado, como es el caso de los jamones, el tocino y las salchichas.

En la fabricación de embutidos, fiambres, conservas animales y otros productos de charcutería, los nitritos actúan como agentes antimicrobianos. Pero además, evitan el enranciamiento del producto y actúan como conservantes de carnes curadas, embutidos, fiambres y algunos quesos. También aportan textura que mejora el aspecto y alarga la vida de hamburguesas, salchichas y otros derivados cárnicos de dudosa calidad nutricional.

El peligro

Está comprobado que los nitritos forman nitrosaminas y otros compuestos carcinogénicos en la carne y sus productos.

El peligro empieza cuando los nitratos se transforman en nitritos, ya que estos una vez en el aparato digestivo, pueden reaccionar con aminas (aminoácidos) procedentes de alimentos proteicos de origen animal, formando nitrosaminas, que son las moléculas realmente dañinas para el organismo.

La mejor manera de reducir el riesgo es saber que hay nutrientes en nuestra dieta diaria que son capaces de detener el mecanismo de formación de nitrosaminas, como por ejemplo la vitamina C y el hierro, que precisamente los encontramos en los vegetales.

Reduzca el consumo frecuente

Las carnes rojas han sido objeto de muchos estudios donde se han asociado, cuando su consumo es elevado, a diferentes patologías. Por ello, se habla de riesgos para la salud cuando la ingesta es de frecuencia diaria y en cantidades apreciables.

Asimismo, un consumo excesivo de carnes rojas se ha asociado a un incremento en la mortalidad por diferentes causas; aunque hay evidencia de mayor riesgo de cáncer colorrectal cuando la dieta es rica en carnes rojas.

Dentro del grupo de las carnes, las carnes rojas en estado natural siempre estuvieron bajo la mira y se asociaron a mayores riesgos para la salud. Sin embargo, aun hay mucha confusión al respecto y por eso surge la pregunta ¿son realmente malas para nuestro organismo?.

Las evidencias de las carnes rojas en relación con el cáncer apuntan a que no son tan fuertes, pero los datos de los mismos estudios de la OMS sugieren que el riesgo de cáncer colorrectal podría aumentar hasta un 17% por cada porción de 100 gramos de carne roja consumida a diario.

Las carnes rojas no son tan malas como parecen, el gran problema en la actualidad es el creciente consumo de carnes procesadas, mientras que las carnes rojas consumidas con moderación y en lo posible no a diario, pueden contribuir a la salud del organismo.

Es por ello que la Misión Alimentación, a través del INN, le recomienda consumir carnes rojas magras y frescas, de 2 a 3 veces por semana, incluyendo en cada uno de sus platos hortalizas y vegetales para aumentar la calidad nutricional de su alimentación diaria.

Publicado por en Reportajes 2323

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