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Jueves, 04 feb 2016

¡Fuerza Pueblo, Encaremos la Tormenta!


LOGO-FUERZA-PUEBLOLA DEMOCRACIA DE CÓMPLICES
La Venezuela que recibe esperanzada la insurgencia de los valientes el 4 de febrero de 1992 venía de transitar por una “democracia” que nunca llegó a ser un gobierno del y para el pueblo.
Aprovechando las secuelas dejadas por la cruenta dictadura perezjimenista y valiéndose de un discurso plagado de promesas “cambio” y “unidad”, socialdemócratas y socialcristianos, lograron usurpar la enorme conquista popular del 23 de enero de 1958 e instalar una hegemonía bipartidista que, refrendada cada cinco años en cuestionados eventos electorales, dio forma a un modelo político que jamás contempló la real participación de las mayorías.
Adecos y copeyanos llegaron a alternarse el poder y configurar una institucionalidad –hecha a la medida de cúpulas partidistas y de una clase empresarial improductiva– que en lugar de atender las justas demandas sociales, profundizó como nunca la brecha que separaba a los pocos (que siempre habían tenido) de aquellos muchos (que nunca llegaron a tener).
La persecución y el exterminio de toda iniciativa que buscase apoyar y reivindicar las luchas populares fueron el rasgo común de esa democracia de cómplices donde el “póngame donde haiga” se convirtió en la doctrina de una clase política acostumbrada a decidir los temas nacionales en brindis a puertas cerradas e imponer su voluntad con el plomo, la peinilla y la cabilla.
UN ENCUENTRO PENDIENTE CON LA VICTORIA
La descomposición política, social y económica que llegó a su punto más alto a principios de los años noventa fue suficiente para que el grupo de oficiales del Movimiento Bolivariano 200, liderados por el Comandante Hugo Chávez, levantaran la voz y las armas contra un sistema decadente que ya no podía ser tolerado.
Conscientes del hambre y el dolor de un pueblo mil veces vejado, los jóvenes militares deciden dejar de ser testigos pasivos y convertirse en sujetos activos de un cambio histórico necesario en un país que una vez había sido vanguardia en la lucha por la libertad de América y, que en ese momento, era un vergonzoso ejemplo de la represión, la rapiña y la corrupción institucionalizadas.
Es así como, de la mano de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, nace un proyecto de Nación que, así como afirmó el Comandante Chávez en el Libro Azul: “…ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX, apoyado en un modelo teórico-político que condensa los elementos conceptuales determinantes del pensamiento de aquellos tres preclaros venezolanos (…) Tal proyecto, siempre derrotado hasta ahora, tiene un encuentro pendiente con la victoria. Nosotros, simplemente, vamos a provocar dicho encuentro inevitable.”
UN “POR AHORA” QUE INICIÓ LA REVOLUCIÓN
El 4 de febrero de 1992 reveló al mundo que la “democracia referencia” en América Latina atravesaba por una profunda crisis estructural. La rebelión liderada por el Comandante Chávez recogió, en sí misma, el sentir de amplias mayorías del pueblo venezolano y en adelante un nuevo y arrollador liderazgo político se gestaría para enfrentar a los tradicionales grupos de poder en Venezuela.
Al afirmar ante una audiencia nacional que “…por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados (…) es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor.”, el Comandante Chávez anunciaba un tiempo de lo posible para Venezuela: La Revolución Bolivariana.

Hoy, cuando ese destino mejor que hemos comenzado a construir sobre la base de una democracia real y participativa, se ve amenazado por el regreso de aquellos protagonistas de la democracia de cómplices, la Fundación Comandante Eterno Hugo Chávez, invita a todo el pueblo venezolano a visitar, este 4 de febrero de 2016, el Cuartel de la Montaña 4F y reencontrarnos con la esencia y la razón de ese movimiento que alumbró el renacer de la Patria venezolana y sembró en todo un pueblo la esperanza posible de alcanzar la Libertad, la Soberanía y la  Independencia plena.

Cortesía: Mippci

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