La actividad física en la Adolescencia

El sedentarismo o la falta movimiento muscular que requiera gasto de energía promueven la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles como el sobrepeso, la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La mayoría de éstas se presentan en la adultez, sin embargo los hábitos dañinos que las desencadenan comienzan en  la infancia y se instauran durante la adolescencia.

 Las y los adolescentes deben realizar actividad física por lo menos 60 minutos al día para mantenerse saludables, pero las comodidades de la vida moderna promueven que se muevan cada vez menos, bien sea porque siempre se trasladan en vehículos automotores o porque para divertirse prefieren el entretenimiento que brinda la televisión, los videojuegos, la computadora y los celulares.

Sumado a esto para las madres y los padres, este tipo de actividades pasivas es particularmente conveniente, pues permite que las y los adolescentes se encuentren todo el día dentro del entorno “seguro” del hogar, dejando el ejercicio sólo para las horas dispuestas dentro del horario escolar. Lo grave de esta situación es que  las y los jóvenes dedican a estar sentados hasta 6 horas al día frente a la pantalla de estos dispositivos siendo el tiempo máximo recomendado 2 horas al día.

Si bien las y los adolescentes son más propensos a pasar más tiempo frente a la computadora que al televisor, se han demostrado que existe relación entre la obesidad infantil y la presencia del televisor en el cuarto de la niña o el niño, siendo aquellos que más horas dedican a ver televisión los que hacen menos actividad física. En relación a lo anterior la capacidad aeróbica (cualidad que permite a un individuo realizar un esfuerzo, de baja o mediana intensidad, durante el mayor tiempo posible) de las y los jóvenes de hoy es mucho menor que en décadas pasadas, esto debido probablemente al sedentarismo y a la importancia que se da a las actividades extracurriculares de tipo académico sobre las deportivas.

El ejemplo entra por casa

 No sólo las y los adolescentes deben hacer ejercicio: sus madres y padres deben incentivarlos mediante el ejemplo. La práctica diaria de actividad física mejora la coordinación, la flexibilidad y fortalece los músculos, el sistema respiratorio y cardiovascular a cualquier edad. Además no es necesario comprar uniforme o equipos especiales, caminar, manejar bicicleta y trotar al aire libre son actividades recomendables pues nos permiten despejar la mente conectándonos además con la naturaleza o con el ambiente que nos rodea.

 Una excusa frecuente de las y los representantes y también de sus hijas o hijos es la falta de tiempo, pero dado que el ejercicio y una alimentación variada y equilibrada son la base de una buena salud debemos hacer un esfuerzo por establecer una rutina en donde incluyamos alguna actividad como caminar, manejar bicicleta, nadar, o practicar deporte en familia.

 Referencias:

Moral-García, J. E., Redecillas-Peiró, M. T., & Martínez-López, E. J. (2012). Hábitos sedentarios de los adolescentes andaluces. Journal of Sport and Health Research, 4(1), 67-82.

Ramos, P., Rivera, F., Jiménez-Iglesias, A., & Moreno, C. (2012). Análisis de clúster de la actividad física y las conductas sedentarias de los adolescentes españoles, correlación con la salud biopsicosocial. In Revista de psicología del deporte (Vol. 21, pp. 0099-106).

Publicado por Editor Educación en Colectivo Docente, Educación 10515